Octavio está indignado. Su tornería, comercio que atiende junto a su hermano hace varios años, es el blanco perfecto para los delincuentes de la zona. Esta ubicado en la intersección de las calle José Hernández y Reynal y ya ha sido boqueteado muchas veces.
Angustiado por la cantidad de veces que fue víctima de la insegurifdad, decidió poner fin a esto y cerrar su negocio. “Más allá de lo material, nos sacaron las ganas de todo” lamenta.