El asesinato a golpes y patadas de Fernando Báez Sosa (19) en Villa Gesell y la detención de 10 jóvenes jugadores de rugby acusados de homicidio abrió el debate sobre qué relación hay entre la violencia y quienes practican este deporte que a menudo se transforman en noticia por los ataques en patota.
Por su parte, psicólogos y antropólogos especialistas en el tema aducen que la violencia y la primacía de un concepto de masculinidad heteronormativa atraviesan a la sociedad en su conjunto, pero que la forma de manifestarse adquiere características propias de cada clase social, cuyos costos salen a la luz cuando pasan casos graves, como el de Villa Gesell.
En ese sentido, los especialistas detectan como rasgos comunes los ataques en patota a quienes son considerados “distintos” o “más débiles” como forma de mostrar el “aguante”, la “valentía” entre los pares, condiciones que hacen a su supuesta masculinidad.
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