Tras el impacto en la opinión de la gente, que generó el sábado el operativo de bromatología contra un grupo de mujeres que venden roscas azucaradas, salieron a explicar las razones y el motivo de su descontento con todo lo sucedido.
Romina Lezcano, Yésica Cuevas, Ayerai Rivero son tres de las 15 mujeres que venden en la calle ya hace unos meses para tener un ingreso. “Arrancamos siendo pocas y después se fueron sumando y generamos una especie de cooperativa entre todas para que cada una pudiese tener un ingreso“.
El grupo se compone en total de 30 personas, entre las que están en la calle vendiendo y las que cocinan. Además está Ezequiel Palma, el fletero, al que frenaron cuando iba con su F100, en la que no solo se llevaba la mercadería (25 recipientes plásticos, en la que habían 6 docenas de rosquitas en cada una), sino que además llevaba mesas y sillas. “Yo no soy el dueño de nada, yo trabajo contratado por ellas”
“No tengo 100 mil pesos para regularizar la situación, nos piden de todo” contó una de las mujeres ante Canal Siete.
Por otra parte, no tienen habilitación de bromatología y carecen de procedencia conocida y rotulación reglamentaria, aunque ellas manifestaron “si alguien se hubiera intoxicado o estaría enfermo por las rosquitas, ya nos hubieran denunciado”.
“No hay un dueño, solo defendemos los puestos de trabajo que tenemos, lo hacemos por necesidad, pero no nos dejan trabajar. El miércoles nos expresaremos en la Municipalidad” sostuvieron las mujeres.