El hecho se produjo el 10 de mayo, cuando un hombre rompió los vidrios de la guardia del Hospital Municipal tras sufrir un brote emocional al conocer el fallecimiento de un familiar directo.
Ariel Gustavo Errandonea se hizo responsable del hecho y materializó el pago de los daños ocasionados.
En un escrito sostuvo “como parte del acuerdo arribado, se hacen públicas las disculpas del caso y lamentando la situación provocada y el mal momento al vieran expuestos, tanto los miembros del consejo directivo, como personal de guardia de dicho nosocomio y los vecinos que allí se encontraban presentes”.
Además agregó “la situación personal y familiar por la que transitaba en ese momento argumentan dicho relato, sin pretender con esto justificar dicha actitud”.