Una serendipia es “un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual, cuando se está buscando una cosa distinta”. Y no existe una palabra que describa mejor la carrera de Agustín Aristarán, alias Radagast.
Con un millón de seguidores en Instagram, un unipersonal en Netflix, un disco en Spotify, y una participación en la pantalla grande (junto a Natalia Oreiro, en Re Loca), resulta muy difícil creer que el comediante inició su carrera casi por casualidad, y que sus primeros trabajos fueron en los semáforos, a la gorra.
-¿Cómo fueron tus inicios?
-Arranque en Bahía Blanca, en mi ciudad natal. Al principio trabajaba en los semáforos, escupía fuego y hacía malabares, todo a la gorra. Y en Bahía empezó a crecer mucho mi laburo, quizás no por bueno sino porque no había otro mago que usara la comedia como recurso. Empecé a trabajar en fiestas infantiles y después crecí a eventos más grandes, corporativos y casamientos. Y a los 19 años me vine a vivir a Capital.
-¿Siempre supiste a qué te querías dedicar?
-Sí, no lo dude ni una sola vez. Desde los doce años que cobré mi primer show hasta hoy, sabía que lo mío era esto.
-¿Y lo de Radagast cuándo surge?
-Casi que nace conmigo el nombre, me acompaña desde siempre. Me lo puso mi hermano. Él estaba leyendo un libro, El Señor de los Anillos, y me recomendó el alias.
-En este show decís que te renovás completamente. ¿Por qué?
-Primero porque es un musical. Hay una banda en vivo, hay canciones. Igualmente no deja de ser un show de comedia, pero la música ayuda a completar mis monólogos. Además entran en juego personajes diferentes que marcaron toda mi trayectoria.
-¿Cómo lo preparaste?
– Lo co-escribimos con Pablo Fábregas, que es el productor. Este show yo lo tenía en la cabeza hace mucho tiempo, se fue armando de a poco. Disfruté mucho de todo el proceso y me encanta el resultado que logramos.
– Y venís agotando todas las funciones ¿Te sentís un privilegiado?
-Si, definitivamente. Pero no sólo por agotar teatros, ya me sentía un privilegiado de antes, por poder dedicarme a lo que a mí me gusta.
-También llegaste a Netflix y al cine. ¿Cómo fue eso?
-Hermosísimo. En los dos casos que nombraste me pasó lo mismo: me llegó la propuesta y acepté encantado, pero siempre pensando que en algún momento se iba a caer, que se iban a dar cuenta que soy un boludo. El especial de Netflix ni siquiera era un sueño para mí, lo veía imposible. Y ojo, soy el que mas fe me tengo en el mundo. Pero era todo tan grande y tan bueno que me dio un poco de vértigo.
Radagast en el estreno de “Re loca”, la película que protagonizó Natalia Oreiro y en la que él participó.
-¿Cómo manejas la fama y la exposición?
-Yo no me siento famoso. Hace mucho que estoy con esto, desde que tengo uso de memoria estoy arriba de un escenario, lo que pasa es que antes no me conocía nadie. Para mí el tema de la fama está muy idealizado, mi vida sigue siendo la misma, con la diferencia de que me saludan mucho por la calle, me piden fotos, me regalan ropa, y me es mas fácil hacer algún que otro trámite. Nada más. Me lo tomo con mucha tranquilidad, nunca me comí el papel de famoso, no estoy tratando de figurar constantemente en eventos, no me copa ni me interesa el mundo de la fama.
-¿No cambiaste tu actitud desde que empezaste hasta ahora?
-No, la verdad es que creo que no. Y por lo menos los que tengo al lado, gente de toda la vida, amigos, y afectos, me dicen que no. Y lo pregunto cada tanto porque mi miedo es convertirme en un boludo y no darme cuenta. Yo la verdad es que siempre fui muy fiel a lo que quiero hacer y lo que me gusta hacer. Y este nuevo show me deja muy tranquilo porque se que estoy siendo muy sincero arriba del escenario.
-¿Te considerás un influencer?
-Uff, me llevo pésimo con el termino influencer. Yo siempre me peleé con las etiquetas que nos tratamos de poner todo el tiempo. Influencer es una palabra muy ajena. Igual soy consciente de que algo que diga en las redes puede afectar al otro, pero en alguna mínima cosita. Influenciar a alguien es mucho mayor, es una palabra muy difícil… básicamente, me parece una gilada que me llamen así (risas).
-¿No te preocupa lo que puedan llegar a decir?
-A ver, digo lo que pienso, pero la verdad que el que te dice que es 100% sincero en las redes es un mentiroso. No puedo decir las cosas que digo en mi grupo íntimo de amigos. Por ejemplo el humor negro, no me gusta hacerlo para el afuera, pero en un asado con amigos me río. Yo en redes tengo un humor muy blanco y absurdo, no hablo de nada de lo que está pasando, porque no quiero ponerme ni de un lado ni del otro. Quiero hacer un contenido que le guste a la mayoría, pero sobre todo que me guste a mí.
Radagast comenzó trabajando a la gorra. (Silvana Boemo)
-¿Entonces dejás afuera el humor político para no ofender?
-No, yo de política no hablo porque sé muy poco. De las cosas que no sé, no me gusta hablar. Me interesa mucho la actualidad, nadie es apolítico, pero eso me lo guardo para mi casa.
-¿Sos el mismo en las redes que en la vida real?
-Yo busco la autenticidad al mango, me divierto de la misma manera en casa que en Instagram. De hecho los videos con mi hija son cosas que filmamos siempre, y algunos decidimos compartirlos. Pero lo cierto es que en la intimidad nunca vas a ser igual que en una red social. Instagram es una red estetica, todo está cuidado. Ya desde el momento de ponerte a filmar: buscás un plano que te favorezca, buena luz, ordenás el fondo, corrés el tender, limpiás las migas de la mesa. Más allá de eso, bajo un montón el perfil. Soy una persona que tiene mucha energía todo el tiempo, pero los domingos me levanto hecho un desastre como todos, tengo días malos como todos. Cuando voy a buscar a mi hija al colegio va Agustín, no Radagast.
-¿Y a tu hija que le dicen en el colegio?
-Siempre le dicen ‘ay lo vi a tu papá’, o ‘qué risa tal video’. Pero ella tiene mucho carácter y en seguida marca los puntos. Cuando le preguntan: ‘¿Qué onda tu papa?’ ella dice: ‘Come, duerme y va al baño como vos y como yo’. Es impresionante, Bianca me sorprende y me enseña cada día.
-¿Ella fue la que te inspiró?
-Sí, la tuve muy joven a mi hija, a los 22. Bianca vino a mi vida a pegarme una cachetada y a decirme que nunca me tengo que olvidar de jugar. Mi bandera es el juego, nunca dejo de jugar en el escenario y eso es gracias a ella.
-¿Le tenés miedo a algo?
-A la muerte de los seres queridos. Y hace poco también a mi propia muerte, porque la estoy pasando muy bien, y no me gustaría que se termine.
-¿Creés que estás en tu mejor momento?
-Siempre estuve en mi mejor momento. Siempre viví de lo que me gusta, tuve muy buena gente alrededor, tuve la posibilidad de conocer un monton de lugares del mundo gracias a mi laburo. Así que no puedo decir cuál momento fue “el mejor”, el lugar en donde yo estaba, siempre me sentía en un buen momento.
-¿Tu sueño?
-Seguir para adelante. No me pongo metas como todos, como estar en el Luna Park o en salir tal lado. Yo sólo pido que la gente me siga acompañando en las propuestas, aunque sea algo completamente diferente, que sigan apostando por mí.
Radagast se presenta los viernes y sábado en la trasnoche del Teatro Metropolitan Sura, Av. Corrientes 1343. Las entradas empiezan en los $500, y están disponibles en la boletería del teatro y en la página de Plateanet.
Fuente: Clarin
Esta entrada ha sido publicada el 20 de septiembre, 2018 11:25
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