El Mitsubishi despegó el 24 de julio de 2017 a las 17.30 del Aeropuerto de San Fernando. Minutos después se estrelló en el Delta del Paraná. El piloto Matías Ronzano, el bahiense y copiloto Emanuel Vega y el pasajero Matías Aristi murieron en el acto. Un año después de la tragedia, la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) publicó un informe sobre lo que pasó.
Entre las cuestiones principales habla de la inexperiencia del piloto, sumado al problema del transponder, y también la orden de la torre de control de regresar al aeropuerto, provocaron una “elevada carga de trabajo en la cabina de vuelo”.
La Junta de Investigación consideró posible que el piloto perdió el control del Mitsubishi mientras intentaba arreglar el transponder (sistema de comunicación entre la aeronave y la torre del control) para evitar tener que regresar al aeropuerto. De hecho, siempre según el informe, “los flaps se encontraban retraídos y el tren de aterrizaje replegado al momento del impacto”.
El copiloto le informó al piloto sobre la “última instrucción suministrada por el TWR AER (Control de Tránsito Aéreo de Aeroparque), que era regresar al SADF (Aeropuerto de San Fernando) vía VANAR”, pero el Mitsubishi, manejado por una persona con “limitada experiencia en vuelos instrumentales”, se estrelló en el Delta del Paraná.
En el instante del accidente, “la aeronave excedía el máximo permitido para el aterrizaje”, es decir, el piloto hubiera debido quemar combustible para aterrizar aún en una zona desfavorable.
Para las familias de Ronzano, Vega y Aristi fueron 27 días de incertidumbre desde que el avión desapareció hasta que lo encontraron. Fue el 19 de agosto, en el kilómetro 141,5 del río Paraná Guazú. La baja del agua permitió divisar la cola. Estaba en una zona de pantanos, a 40 kilómetros de Zárate, en el límite entre Buenos Aires y Entre Ríos.
Esta entrada ha sido publicada el 25 de julio, 2018 09:58
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