Los rescatistas sacaron a un quinto chico de la cueva de Tailandia, en un operativo contrarreloj por las fuertes lluvias. La información la confirmó un oficial de la Marina de ese país, horas después de que se reanudara la misión para rescatar a los siete chicos y al profesor que siguen atrapados en el lugar. “Estamos tan listos como antes, y lo haremos más rápido porque tenemos miedo de la lluvia”, dijo el gobernador interino de la provincia de Chiang Rai Narongsak Osatanakorn.
Los rescatistas aceleran los arduos trabajos para sacar de la cueva a los menores, de entre 11 y 16 años, y a su entrenador de fútbol, mientras las lluvias anuales del monzón avanzan hacia la zona de operaciones. Los operarios trabajaron duro para drenar el agua en el interior de la gruta, y las autoridades aclararon que las intensas precipitaciones que se registraron durante la noche no elevaron el nivel del agua dentro de la cueva.
El domingo rescataron a cuatro niños, que fueron trasladados al hospital y están en perfecto estado de salud. Luego pausaron las tareas hasta el lunes, a la espera de poner en condiciones el camino por donde se movían los buzos. El tiempo de espera se acabó y los rescatistas volvieron al trabajo para socorrer a los restantes miembros del grupo.
Pero la cueva de Tham Luang, en el norte de Tailandia, se convirtió en una verdadera trampa mortal. La distancia entre la entrada de la caverna y el lugar donde están atrapados los chicos es de 4 kilómetros, que en varios trayectos deberán atravesarse bajo el agua y en otros a pie, como en la primera etapa del rescate. Se registran duras condiciones climáticas, con lluvia permanente y fuertes correntadas en los cursos de agua dentro de la cueva.
Desde la dirección del operativo indicaron que hay dos obstáculos: el agua y el tiempo. “Lo que podemos hacer se hace contra la fuerza misma de la naturaleza”, explicó uno de los voceros.
Los rescatistas explicaron que la cuestión climática será mucho más determinante en esta segunda jornada de operación. La estación de lluvias en Tailandia recién está comenzando y se espera incluso que las inundaciones dentro de la caverna sean peores con el correr de los días. Algunos de los tramos con agua más profunda se encuentran cercanos a la planicie donde está el resto de los chicos atrapados.
El operativo: fase dos
El operativo incluye una etapa en la que se “prepara” psicológicamente a los niños para que puedan llevar a cabo el trayecto. La preparación incluye charlas para que los chicos tengan toda la información sobre lo que se va a hacer durante el rescate.
Pero además la meta de los rescatistas es que los nenes, antes de iniciar el recorrido, puedan estar habituados a las técnicas de buceo, para evitar episodios de pánico que comprometa su salud.
Los cuatro chicos que salieron en primer lugar de la cueva, de acuerdo a lo que reportan medios internacionales, eran los más “débiles” y fueron elegidos por el propio grupo. El resto de los niños y el entrenador podrían tener que esperar hasta cuatro días más en la gruta.
El embajador tailandés en Argentina, Narisroj Fuangrabil dijo que los cuatro chicos rescatados están siendo atendidos y qye ya pudieron reunirse con sus familias.
El grupo de buzos está integrado por 90 profesionales, 40 locales y 50 extranjeros, que trabajaron durante toda la semana para establecer un sistema de entrada y salida al interior de la cueva. El trayecto total para los buzos puede llegar a ser de hasta 11 horas entre el viaje de ida y de regreso, y cada chico es acompañado en el camino por dos rescatistas.
“Esta es la situación más aterradora que una persona podría atravesar”, dijo el coordinador nacional del operativo Anmar Mirza. “No se puede hacer una película de terror que se pueda comparar. He estado involucrado en el rescate de cuevas durante 30 años y no puedo ni siquiera piensa en uno que sea así de complicado”, afirmó.