A cuatro meses de la desaparición del ARA San Juan, el rompecabezas de lo que sucedió con la nave sigue sin resolverse. En especial, el cortocircuito de información entre el Gobierno y la propia Armada sobre cuál era la misión de la embarcación. A pesar de que hasta el momento solo habían indicado que tenía como fin patrullar las aguas argentinas para detectar pesqueros extranjeros, ahora trascendió un documento confidencial que confirma otra de sus tareas.
Según un informe de la Marina, el submarino no estaba navegando solo. El ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, había sido parte de un ejercicio naval desplegado por la Armada en un área cercana a la Isla de los Estados, cerca de Tierra del Fuego.
El objetivo era hundir un buque en desuso de la fuerza, llamado Comodoro Somellera. Lo hicieron con disparo de misiles y con minas que buzos tácticos colocaron en el barco. Finalmente explotó. Y el ARA San Juan logró completar la prueba y luego partir hacia el Golfo San Jorge para dirigirse a Mar del Plata, destino al que nunca llegó.
Otro de los puntos que revela este documento confidencial fue la importancia de su patrullaje en las aguas nacionales. En el punto 4 del escrito, titulado “Etapa final de adiestramiento específico integrado”, se hizo hincapié en el protagonismo de su viaje. “Durante el desarrollo de toda la etapa se deberá enfatizar el concepto de conciencia de dominio marítimo (MDA), asociado a la permanente vigilancia y control de los espacios marítimos jurisdiccionales, de interés y de maniobra como tarea permanente de la fase previa del empleo del instrumento militar, conforme los planes en vigor”, remarca uno de los párrafos, citados por el diario Clarín.
En otro momento agrega: “La fuerza de tareas deberá mantener en todo momento una clara situación de superficie y submarina que permita, en coordinación con la central de operaciones de este comando, contribuir a los objetivos específicos de la vigilancia estratégica del Atlántico Sur. En igual sentido, reportará los contactos aéreos que se obtengan a la guardia del centro aeroespacial en Merlo (COAMER) contribuyendo a la vigilancia y control aeroespacial”.
La semana pasada el Gobierno quedó en la vereda contraria a la Armada al asegurar que el ARA San Juan debía monitorear buques y aeronaves que operan desde las islas Malvinas. Según jefe de Gabinete Marcos Peña, esa era una tarea secundaria del submarino.
“Ello con el propósito de verificar el cumplimento de los convenios suscriptos por ambos países, en cuanto a la obligación de informar los movimientos de unidades en zonas particulares”, indicó el funcionario ante la Cámara de Diputados. Sin embargo, la Fuerza salió al cruce y desmintió dicha tarea. Negaron que haya navegado a pocos kilómetros del archipiélago. En un comunicado de prensa, remarcaron que se trató de un “error que puede confundir a la opinión pública”.
Además, en una documentación con una enmienda manuscrita, se registró que una de las áreas de operaciones del submarino fue en un punto cercano a la costa este de la isla Soledad, frente a la ciudad de Puerto Argentino.
Por su parte, en un documento revelado por TN Central, se expuso que la marina de Gran Bretaña también confirmó la explosión de la nave, y que lo habría hecho desde las Islas Malvinas.
Se trata de un informe firmado por el entonces comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada, el contraalmirante Luis Enrique López Mazzeo, quien luego fue desplazado de su cargo. En el documento se detalla que tres fuentes internacionales dan cuenta de la anomalía hidroacústica (explosión), algo que hasta el momento se desconocía.
Fuente: tn.com.ar