El empresario bahiense Santiago Saldungaray contó oportunamente el proceder del gremio y el vínculo con determinadas firmas: “Había aumentos de costos, no sólo sobre sueldos. Se debieron absorber costos altos lo que implicaba la parada de planta. Hubo convenios o acuerdos donde competían empresas que direccionaban contratos.”
El empresario contó a La Nacion que “Esto empezó en 2010 y fue creciendo. Es imposible sin un apoyo político, es un problema nacional. El subcontratista principal era Electroingeniería. El intendente estaba en un segundo plano, se manejó en las esferas de arriba”.
De acuerdo a las denuncias, la Uocra tuvo un sistema organizativo en filiales, y se había logrado una federalización del negocio.
Así se comprueba que en Bahía Blanca también se usaba la extorsión y la presión a las empresas y se creaban firmas que prestaban servicios a los mismos empleados del gremio.
