El autor intelectual del homicidio del Dr. Felipe Glasman podría quedar impune esta semana. La persona que pensó y ordenó el asesinato del presidente de la Asociación Médica respirará tranquilo sabiendo que la justicia ya no lo puede tocar. Hoy se cumplen 15 años del hecho que conmocionó a la ciudad. El tiempo máximo para que alguien pueda ser perseguido judicialmente por este tipo de delito.

Si bien la causa no va a desaparecer, en caso de que la fiscalía encuentre al responsable, son pocas las chaces de que pueda ser juzgado. Lo único que puede interrumpir el plazo de prescripción, es que el acusado haya cometido algún otro delito en este tiempo. Es decir, si quien ordenó matar a Glasman se portó bien (o por lo menos no fue descubierto infringiendo la ley) ya no podrá ser castigado.

Lo más preocupante para la familia del médico asesinado es que ni siquiera hay una hipótesis firme que lleve a dar con el responsable. Hoy la investigación quedó a cargo de los fiscales Julián Martínez y Gustavo Zorzano. Los investigadores tomaron la causa luego de que Christian Long sea separado del expediente por expreso pedido de los hijos de la víctima.

Según mencionaron fuentes de la causa, durante estos años se siguieron tres líneas investigativas, pero sin ningún resultado. Hubo allanamientos en Punta Alta, cruces telefónicos entre personas de aquella localidad,  Bahía Blanca y Buenos Aires, pero nada surgió de esos análisis. Ni un indicio. Hasta, desde la fiscalía, llegaron a sostener que no hay pruebas que indiquen que el de Glasman fue un crimen por encargo.

A Glasman murió asesinado el 28 de agosto de 2002. Era una noche lluviosa. El asesino lo interceptó en Saavedra y Villarino, cuando salía de su consultorio. Lo ejecutó de dos tiros. Uno en el pecho y el otro en la cabeza.

Por el hecho, en 2008, fue condenado a 27 años de prisión Vicente Colman. Estaba detenido desde septiembre de 2006. Más tarde, el Tribunal de Casación le redujo la pena en cuatro años. La sentencia está firme desde 2013.

En el momento del homicidio, Colman estaba acompañado por su sobrino, Javier Vidal. Para el fiscal Long, Vidal fue un testigo Clave. Para los hijos de Glasman, el cómplice del asesinato. Ese fue uno de los tantos puntos de conflicto entre las partes.