El secuestro de dos toneladas de cocaína astutamente embaladas en bobinas de acero anti escáneres obligó a decantar algunas sospechas sobre la presencia del narcotráfico en nuestro país. La más importante de ellas: que, cada vez más, Argentina se posiciona como exportador hacia Europa de grandes cargamentos de droga. Sin embargo, en la investigación llevada adelante por el juez federal de Campana Adrián González Charvay aún restan esclarecer puntos importantes.
Una de las incógnitas de los investigadores es si esta organización -liderada por narcos mexicanos de la zona de Michoacán- logró concretar con anterioridad otros envíos. Para tratar de determinarlo, en las próximas horas el juez González Charvay enviará un oficio a las autoridades de la Aduana. La idea es que le remitan cualquier exportación realizada por las empresas que quedaron bajo la lupa y también el total (con detalle) de las exportaciones de bobinas de acero concretadas en los últimos cinco años.
Una de estas compañías sospechosas funcionaba en Chaco y por pedido de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) este lunes se secuestró una avioneta Cessna que su dueño, el empresario Alberto Busciglio (detenido en el operativo del lunes), acababa de importar de Estados Unidos.
Aunque todavía no se acreditaron envíos anteriores, lo que sí se pudo confirmar es que un cargamento muy similar al secuestrado en Bahía Blanca está actualmente en el mar. “Salió de un país que no es Argentina y no llegó a destino. Veremos qué hay adentro cuando amarre en puerto”, confió uno de los investigadores.
Por lo pronto el intendente sostuvo que la Policía “está analizando dos cargamentos sospechoso que salieron de la ciudad en 2012 y 2013 con una modalidad bastante similar”.
Cuatro de los acusados son mexicanos, todos del estado de Michoacán, y es por eso que se piensa que pertenecen a carteles de esa violenta región, pero fuentes judiciales aseguraron que esto todavía no está confirmado, sino que se trata de una especulación.
Otros puntos a aclarar son las relaciones de este grupo con narcos en Brasil (uno de los principales países exportadores de cocaína de América); el presunto uso de Chile como escala para ingresar la droga en territorio argentino; y el origen de la cocaína, ya que se habla de que es peruana pero no se descarta que pueda provenir de Bolivia. “Aún no se han abierto los panes para hacer los análisis químicos”, agregaron las fuentes consultadas.
En el juzgado de González Charvay dan casi por comprobado que la cocaína, o al menos una parte, entraba a Mendoza vía Chile. En esa provincia los mexicanos tenían montada una célula importante y por eso viajaban constantemente a ese territorio. Allí también se secuestraron 500 kilos del total decomisado, aunque se cree que no se trataba del mismo embarque.
“La cocaína de Bahía Blanca estaba empaquetada en plásticos de colores y tenía logotipos de distintos animales. La que se encontró en Mendoza sólo tenía el logo del conejito de Playboy y todos los panes tenían envoltorio blanco”, detallaron los investigadores.
El gran golpe al narcotráfico -concretado en el operativo liderado por la Policía Federal y su jefe, el comisario Néstor Roncaglia- termina de poner a la Argentina en un lugar de “alerta” que va mucho más allá del mote “país de tránsito”. El hecho de que Chile pueda ser una vía de entrada de droga a nuestro país y Canadá uno de los posibles destinos de la cocaína, fuerza, además, a replantear cuánto se sabe efectivamente de la logística de las grandes bandas narcocriminales.
Fuente: Clarin
