Lágrimas, recuerdos, ellos son héroes que hoy pueden contar su experiencia, pero que pudieron haber muerto en una guerra, para la que no estuvieron preparados.
Ruben Zambrano, Juan Inzunza, José Luis Cisneros y Mario Curetti, ya no tienen ventipico, sino más de 50 años, pero su memoria está fresca y latente.
Ellos ya forman parte de la Historia, de la que muchos desconocen pero que varios años después, cuentan lo que vivieron en carne propia, siendo tripulantes del “Usurbil”
El barco zarpó una tarde del puerto de Ingeniero White para pescar, pero finalmente no sería una jornada como cualquiera. Era abril de 1982 y en aquel momento Argentina e Inglaterra estaban enfrentadas por la guerra de las Malvinas.
La noticia llegó, el buque fue militarizado, ya no había vuelta atrás. Iba a ser utilizado como barco espía camuflándose bajo su apariencia de pesquero, junto al María Luisa y el Narwall.
28 días, incomunicados, con miedo, sin entender por qué la vida les había dado esta misión de la que ninguno estaba preparado, ni los Argentinos, y muchos menos los españoles que solo querían pescar.
Finalmente, el 13 de mayo de 1982 el «Usurbil» llegaba a Buenos Aires. Pero previamente, un mensaje dentro del barco, caló muy hondo en el sentimiento de los tripulante, había quedado claro, podían volver a sus casas, pero no contar lo que vivieron. Porque serían considerados traidores a la patria. Un verdadero puñal.
La historia continúo, con el paso de los años, en Marzo de 1993, mientras se hallaba amarrado en el puerto de Ingeniero White, un incendio destruyó las instalaciones del “Usurbil”, y en Enero de 1999 fue remolcado a un sector de la ría de Bahía Blanca, donde se lo varó.
Algunos años después fue considerado monumento histórico, pese a que muchos ni siquiera saben que a pocos metros de la ciudad, hay un barco abandonado y próximo a desaparecer por la crecida del agua.
Un barco, héroes sin reconocimiento, pero que forman parte de la historia nuestra, de esa que contamos y que nunca terminamos de creer.