Chicos en aislamiento, pero conectados: aplicaciones para leer, aprender y divertirse con otros a la distancia

Con las clases suspendidas, te ofrecemos algunas ideas para poner en práctica durante la cuarentena. Desde plataformas educativas hasta visitas virtuales a los museos más imponentes del mundo.

Las escenas varían, según las edades de las criaturas, pero no tanto. Pasar esta crisis en casa, con los chicos sin clases, ofrece una gama de situaciones que pueden ir, en un mismo día, de la ansiedad a la calma... entre los adultos. Los chicos tienen otra resistencia. Para empezar, como dice el Presidente, esto no son vacaciones, pero se le parecen mucho porque no hay que ir al colegio. Algunos hacen la tarea a distancia, a través del campus virtual de sus colegios, del grupo de WhatsApp o vía email. Un audio se viraliza: el de un chico que le pregunta a la maestra si los ejercicios que mandó son obligatorios o para cuando está “al pepe”.

Que en buena medida estén contentos, no quiere decir que los menores no acusen las consecuencias del encierro. Ni ellos ni sus padres pueden imaginarse una situación semejante en un mundo antes de la era online. Porque los chicos están jugando con sus amigos a la distancia, haciendo la tarea, grabando coreos de Tik-tok y hasta leyendo (sí, probablemente si se les insiste o se los obliga), mejor aún al aire libre de un balcón donde un rayo de sol contribuya a mantener altas sus defensas y sus cachetes rosados durante el confinamiento.

Seguramente los escuchaste reír y charlar, incluso hasta altas horas de la madrugada -total, no hay que ir a ninguna parte-. Seguramente preguntaste y te enteraste ahí de que estaban con Houseparty, una app que permite hacer llamadas grupales para jugar y charlar con los que quieran sumarse, o meterte en otras conversaciones. Es una aplicación que tiene pocos años y ahora se convirtió en una de las favoritas para videollamadas. A diferencia de otras similares, orientadas al trabajo conjunto y a distancia, ofrece juegos integrados, bloqueo del chat para evitar que se unan más personas y ventanas que permiten sumar a los que están en otras conversaciones. Muchos lo descubrieron en esta cuarentena, cuando vieron que sus hijos pasaban un buen rato con amigos. Todos solos, desde sus cuartos, pero acompañados.

Quizá los más grandes ya no se prendan, a excepción de los que tengan algún interés particular por las artes, o sean ellos mismos pequeños artistas. La oferta virtual de los grandes museos es una más que interesante alternativa para pasar un buen rato juntos, padres e hijos, como si estuviéramos paseando por, pongamos, el maravilloso Museo del Prado de Madrid. Es que la suya es precisamente una de las visitas guiadas virtuales más logradas, a través de la cuenta de Instagram del museo. Distintos guías, a la vez buenos comunicadores y expertos en historia del arte, nos acompañan al universo de alguna de sus grandes pinturas. Servicios parecidos brindan los italianos Museo del Vaticano y la galería Degli Ufizzi, en Florencia. Ese tesoro que guarda, entre otros, al David de. Michelangelo.

Muchas editoriales, grandes y chicas, están agrandando por estos días de cuarentena su catálogo online, por este tiempo gratuito. Ahora se suma Leamos (leamos.com.ar), que tiene además de libros para leer gratis online -un buen surtido, por cierto-, audiolibros, la modalidad en alza de la industria editorial. Para escuchar, a veces de la voz de sus propios autores, mientras se lavan los platos, o se dibuja: lo que antes se vendía como los tiempos empleados de casa al trabajo y vuelta. También hay libros para chicos, y es una opción que está buena cuando cuesta producir el tiempo para sentarnos a leer con ellos.

La lectura entre padres e hijos es una de las cosas que deberíamos intentar no perder a medida que crecen. Porque consolida un hábito que va a seguir dándoles placer, y abriéndoles la cabeza en su camino hacia la vida adulta. Porque conserva un espacio para la imaginación y la reflexión compartida, durante el cual nos reímos, conversamos y pensamos juntos. Y porque muchas veces nos vemos reflejados en un espejo ingrato: el de la generación de padres cómodos que entrega las armas frente al celular pudiendo conservar algún rincón valioso, de media horita aunque sea, para que la lectura continúe cuando se acerca la adolescencia.

En cuanto a la educación formal, las clases virtuales, y la tarea, se están implementando de distintas formas. A través de los campus virtuales, que algunos colegios ya tienen desarrollados como plataforma de intercambio durante el ciclo. Vía email o grupos de WhatsApp, o con aplicaciones como Zoom, que permite hacer reuniones virtuales y videoconferencias. Con un anfitrión que convoca y la posibilidad de grabar y archivar, con audio o cámara de video o ambas, las conferencias o clases. Muchos institutos de enseñanza la utilizan, como sustituto de las clases en épocas de cursos paralizados.

Desde el ámbito oficial, la plataforma seguimoseducando.gob.ar tiene una oferta más que interesante. Los artículos se actualizan todo el tiempo para sus distintas audiencias: familia, docentes, estudiantes, y áreas que incluyen todo tipo de materias, desde Matemática a Filosofía, Arte o Inglés. Un gran banco de recursos educativos, interactivo y dinámico, con recursos visuales pensados para atraer a los más chicos. Para que aprender pueda ser también un buen plan, en estos días largos de estar en casa.

Fuente: tn.com.ar

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Dra. Jessica Mineo
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