Como cada 22 de julio desde 2014, se celebra el Día Mundial del Cerebro, una iniciativa de la Federación Mundial de Neurología (WFN) que propuso darle importancia a la salud cerebral y concientizar a la sociedad sobre cómo prevenir y cuidar el órgano principal del sistema nervioso central.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que millones de personas en todo el mundo sufren de trastornos neurológicos, y que alrededor de 6 millones de personas mueren cada año por accidentes cerebrovasculares, más de 50 millones tienen epilepsia y 47,5 millones padecen demencia, siendo la enfermedad de Alzheimer la causa más común.
En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio que rige en varias regiones de Argentina, el encierro puede llegar a ocasionar algunos sentimientos que nunca antes habían sido experimentados. Ante esto, una especialista dio recomendaciones para cuidar el cerebro.
“Los trastornos neurológicos son enfermedades del sistema nervioso central, periférico y de los músculos. Entre los trastornos más comunes se encuentran la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, enfermedades cerebrovasculares, la migraña y otras cefaleas, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, infecciones neurológicas, tumores cerebrales, entre otras”, explicó la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
Siguiendo a la profesional, se considera que una persona tiene un cerebro sano cuando es capaz de prestar atención, puede recibir y reconocer la información que le llega del exterior a través de los cinco sentidos, además de tener la capacidad para aprender cosas nuevas y recordar eventos pasados. También son rasgos característicos de un cerebro en buen estado poder comunicarse, resolver problemas y tomar decisiones, así como tener motricidad y ser capaz de controlar y regular las emociones.
El Haj compartió algunos consejos útiles para tener en cuenta y prevenir las patologías cardíacas, accidentes cerebrovasculares y el deterioro cognitivo:
– Controlar la presión arterial: la presión arterial debe mantenerse por debajo de 120/80 mm. Uno de los pilares fundamentales para prevenir la hipertensión es moderar el consumo de sal y alcohol, hacer ejercicio de manera regular, reducir el estrés y dejar de fumar. También es importante beber mucha agua.
– Mantener estable los niveles de colesterol: el colesterol debe estar por debajo de los 200mg/dL en sangre. Para lograrlo, se recomienda reducir el consumo de alimentos de origen animal, prescindir de la comida “chatarra”, apostar por los frutos secos, los granos enteros, las frutas y los vegetales, así como también por el pescado y el aceite de oliva.
– Mantener estable la glucemia: la dieta y el ejercicio son dos factores fundamentales para mantener estable la glucosa en sangre. Por ejemplo, es importante consumir alimentos proteicos, desayunar y elevar las cantidades de fibra de la dieta, además de estar bien hidratado.
– Ser físicamente activo: distintas investigaciones han puesto de manifiesto los beneficios del ejercicio para desarrollar la capacidad de resolver conflictos, detectar errores, planificar y poder realizar varias tareas a la vez e, incluso, aumentar el volumen de la estructura cerebral, clave para la memoria.
– Consumir una dieta saludable: la alimentación influye en numerosos aspectos de la salud. La clave para llevar una dieta sana es que sea variada e incluya alimentos de los distintos grupos de la pirámide nutricional. También debe ser equilibrada- comer cantidades moderadas y seguir un horario regular de comidas- e incluir al menos cinco comidas diarias.
– Mantener el peso: el exceso de peso o la obesidad es una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y el cerebro. Además, se estima que las personas obesas o con sobrepeso tienen un 35 por ciento más de probabilidades de padecer Alzheimer.
– Dejar el tabaco: el humo del tabaco no sólo daña los pulmones y el corazón, también afecta al cerebro. Las personas fumadoras sufren un adelgazamiento de la corteza cerebral, lo cual provoca envejecimiento y disminución de la inteligencia.
– Seguir aprendiendo y desafiar al cerebro: continuar la educación puede ayudar a reducir el riesgo de declive cerebral y demencia. Asimismo, también es importante hacer actividades que nos obliguen a pensar, ya sea armar un rompecabezas, crear construir algo para la casa o jugar a algún juego de mesa.
– Mantenerse sociable: se ha mostrado que las personas que tienen una vida social activa también tienen cerebros más activos y sanos. En un contexto de aislamiento se recomienda mantener el contacto nuestros afectos a través de videollamadas, redes sociales y otras tecnologías de la comunicación.
Fuente: Vía País