Gilda Navarrete es dueña de un restaurante en la vecina localidad de Monte Hermoso. Tiene empleados a cargo, quienes hoy están en sus casas.
Un día, cumpliendo la cuarentena en su vivienda, se le ocurrió confeccionar “tapabocas” con lo que tenía en su casa y regalárselos a las familias de su personal
La solidaridad de Gilda comenzó a circular por las calles de la localidad y muchos comenzaron a pedirle.
La mujer, no los cobra porque no le parece justo, por esto mismo los dona a quienes lo necesitan. La retribución es tan grande que se emociona al contar, como la gente le agradece por tan poco.
Esta entrada ha sido publicada el 16 de abril, 2020 15:44
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